viernes, 17 de junio de 2016

"MAUTHAUSEN". Alexia Aguas



Mi nombre es Josefina López Viamonte.
Nací el 5 de mayo de 1936, en Biota (Zaragoza).

Yo nací dos meses antes de que estallara la Guerra Civil, de que se enfrentaran amigos contra amigos y hermanos contra hermanos, por ello, mi infancia no la viví de la mejor manera posible.

De pequeña, mis hermanos y yo veíamos cómo los militares venían enfrente de donde vivíamos para hacerse la comida y descansar.

En cuanto a nuestra educación, iba a las llamadas escuelas dominicales el día que me mandaban , y el que no, me tocaba ir a trabajar. El día que acudía a estudiar, la maestra que teníamos, en cuenta de enseñarnos a leer y a escribir, nos mandaba coser la ropa que se le rompía a ella y a su familia. Pese a ello, aprendí a leer, y desde entonces no hay cosa que más me guste.  Siempre que puedo leo.

También, me tocaba ir con mis hermanos y mi padre a espigar, para después ese trigo llevarlo a moler y así poder venderlo. Aún así empecé a trabajar muy pronto, a los 10 años ya estaba trabajando, no teníamos para comer todos los días...

Me acuerdo de aquellas cartillas de racionamiento, gracias a ellas comíamos. Recuerdo que cuando nos daban 100 gramos de café, mi madre lo cambiaba por otro alimento que pudiéramos aprovechar todos, ya que éramos nueve hermanos.

De esta época, no tengo recuerdos alegres ni anécdotas graciosas ni divertidas, lo único que vivíamos mi familia y yo eran penurias, pero sin ninguna duda lo más duro para mí fue cuando se llevaron a mi primo, que era como un hermano para mí.  Al principio no sabíamos dónde se lo habían llevado y después nos enteramos por un vecino que estaba con él pero que logró escaparse, que mi primo había muerto, lo habían matado en las cámaras de gas de Mauthausen.

Mi madre también me contaba algunas historias, pero hablaba muy poco de ellas, no eran temas agradables ni cómodos.  Yo me quedé con que un día cogieron al médico del pueblo y fueron pregonando que lo iban a matar y el sitio.  La gente bajó a las escuelas a ver como lo mataban, y del mismo susto y el impacto de verlo, una vecina se murió.

Posteriormente, en el año 1962, tuve que emigrar a Francia, donde trabaje sirviendo en una casa, hasta que no pude más, aguanté seis meses, el trato que recibimos de esa familia no fue nada bueno.

Ahora, el día de los Reyes Magos, los niños reciben casi todo que piden y si no les llega algo, algunos hasta se quedan insatisfechos o se enfadan.  Mis hermanos y yo éramos los niños más felices cuando ese día recibíamos una naranja cada uno.

Alexia Aguas 4ºB


Mi abuela es la chica de en medio



Yo y mi abuela






















No hay comentarios:

Publicar un comentario