sábado, 18 de junio de 2016

"PIEDRAS Y PAPEL DE PERIÓDICO". Mario Morón



Leonarda Garcia Miguel
18/08/1934
Coria (Cáceres)

En los primeros años de la década de los 40 recién acabada la Guerra Civil española comienza un proceso llamado posguerra en el que la vida era muy difícil para todos, pero sobre todo para los más pobres que habitaban en los pueblos. Yo Leonarda García Miguel viví este episodio de la historia de España en mi pueblo natal, Coria un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres. 

En esa época recibía el nombre de la ciudad de Coria, la llamaban la ciudad de Coria ya que a pesar de ser un pueblo tenía obispo, cosa que no tenía Cáceres. La vida en esa época fue muy dura, teníamos pocos recursos con los que poder sacar un beneficio para obtener comida y subsistir. Mi padre y otros vecinos iban por las noches a los campos para poder coger algo de comer y alimentar a sus hijas e hijos. 

Mi padre se veía obligado a aceptar cualquier trabajo, un ejemplo de ello sucedía cuando en la temporada de la siega  mi padre y otros, formando una cuadrilla, iban hasta Salamanca en burro, quien disponía de él, si no había que ir a pie. Otra de las tareas que realizaba mi padre para llevar dinero a casa era irse por las noches a cazar ranas, para luego limpiarlas y vender sus ancas, un alimento muy valorado por la gente de clase alta en esa época.  De esta forma podíamos comprar pan, aceite u otros alimentos básicos y más o menos baratos.

Nuestra indumentaria era muy básica, disponíamos de dos mudas nada más, nada de tener los armarios llenos como en estos días que corren. Para proteger nuestros pies y no ir descalzas teníamos unas únicas alpargatas de esparto con un poco de tela por encima.  Cuando se rompían teníamos que aguantar con ellas hasta que pudieran comprarnos otras nuestros padres. 

No sólo era mi padre el que intentaba llevar el dinero a casa, también mi madre trabajaba en lo que podía, principalmente, limpiando casas de los señoritos. Una vez a la semana mi madre iba hasta el río para lavar las ropas de los amos, esta tarea era muy dura sobre todo en invierno cuando tenían que romper el hielo con sus propias manos para poder lavar. 

Mi hermana también tuvo que buscarse la vida pronto ya que a los siete años cuidaba a los niños de los señoritos a los que mi madre servía. 

En una temporada en la que nos tuvimos que trasladar al campo -ya que a mi padre le habían dado trabajo allí de pastor-, vivíamos toda la familia en chozos que eran un espacio circular con las paredes de piedra y el techo de paja y ramas. Dormíamos en el suelo. 

Yo sólo estaba en verano con mis padres, en invierno vivía con mis abuelos ya que me había dado polio cuando tenía un año, estuve doce meses sin poder andar.  En aquellos tiempos mi padre me llevaba a los curanderos para darme distintos tratamientos de hierbas con el fin de poder curarme y andar. Mi infancia fue muy dura por esta enfermedad además de los otros muchos problemas que había. Yo iba a la escuela como podía, ayudada por mis compañeras de clase y a veces por una especie de bastón que me hizo mi padre. 

Estuve yendo a la escuela hasta los catorce años. 

Otro de los problemas de esa época era el invierno, era mucho más frío que los de ahora y no teníamos ropas de abrigo ni calefacciones.  Nos podíamos conformar con pequeñas hogueras que encendíamos. Para calentarnos las manos en pleno invierno fuera de casa, nos llevábamos una piedra caliente en la mano que previamente habíamos depositado en la lumbre.  Después de un rato calentándose, la envolvíamos en papel para que no perdiera el calor y cuando se iba perdiendo íbamos quitando capas de papel. Las casas eran muy frías, solamente la cocina estaba más o menos caliente ya que teníamos el fuego encendido para cocinar.  Tampoco teníamos una habitación para cada una sino que mis hermanas y yo dormíamos en la misma cama y habitación.

Cuando Salí de la escuela, no había lugar en el pueblo para colocarme y poder trabajar, tuve que ir a aprender el oficio de sastra a una sastrería y por las noches me iba a aprender el oficio de modista. Todos estos hechos junto con las duras condiciones en las que vivía yo y mi familia me sirvieron para después, poder vivir mejor.
                                                                                                                              
Mario Morón 4ºB
























viernes, 17 de junio de 2016

"MIEDO". Andrea Segura


Antonio Segura Castellote
Nacimiento: 6/12/1943
Villafranca del Campo (Teruel)
                                                     
                   

Era 7 de noviembre de 1953, la escarcha blanca cubría todo como cada mañana. Esa noche dormir en la pajera fue más incomodo de lo normal, pues las ratas corrían de lado a lado sin parar. Pese al frio helador me vestí como cada mañana con mi pantalón corto, me coloqué la camisa de hace dos semanas y me calcé mis roídas albarcas.
Llevaba dos semanas sin ir a la escuela, estábamos en plenos “zafranes” y no dábamos abasto entre recoger la rosa a primera hora de la mañana y “esbrinar” hasta las tantas a la luz del candil. En los ratos que me quedaban libres ayudaba a mi padre en la herrería, sujetando las piezas en la fragua y atendía a los cerdos.
Esa mañana me libré de coger rosa, se fueron todos antes de que saliera el sol, a mí me tocó ir a recoger moñigos para dar de comer a los cerdos y presentar nuestra cartilla de racionamiento para obtener así nuestra comida de la semana. Me recorrí todo el pueblo dos veces, pero no había moñigos a la vista, alguno había sido mas “templao” que yo. Después me apresuré a ir a la plaza y esperé en la fila nuestro racionamiento. Recibí nuestro  cuarto de leche en polvo y un trozo de mantequilla. De vuelta a casa pensé en la cara que pondría mi madre al ver que no había comida para los cerdos, menos mal que llevaba el racionamiento, pero…qué pasaría si un día no hay racionamiento, qué pasaría si no tenemos comida…el miedo me recorrió el cuerpo.
Al llegar a casa me senté en la puerta de la fragua, mi padre salió con José el esquilador a quien le había forjado unas tijeras nuevas para esquilar a los machos. Cuando me vio sentado y con esa cara de susto me preguntó que qué me pasaba. Le conté lo qué me rondaba en la cabeza, me consoló con unas palabras que no olvidaré nunca, me dijo:
“Eso no es miedo hijo, el miedo se siente al vivir una guerra y ya nunca se va de tu cabeza. Miedo, el que pasé el día que me oculté en una cesta de frutas dentro de un camión para no ser descubierto en un control en pleno frente del Ebro y así poder ver a mi familia el día de Navidad. Miedo fue lo que sentí cuando me apuntaron con el cañón de un fusil por no estar uniformado para cantar el “cara el sol”. Miedo tenía cuando venía la aviación a bombardear el campo de Singra y corríamos todos a escondernos en las bodegas o cuando oía los disparos en la noche. Eso era miedo”

Ese día mi padre consiguió convencerme de que aquello que yo tenía no era miedo. Durante un buen rato me quedé pensando en los fusiles, en mi padre viajando en una cesta de fruta…en los moñigos que no había encontrado…Después todo se borró de mi cabeza, al fin y al cabo yo tan solo era un niño, así que dejé la comida en la recocina y corrí al campo donde otros niños todavía jugaban a la guerra con proyectiles y restos de la Guerra Civil.


ANDREA SEGURA 4ºB


(1953, 10 años)

(2016, 72 años)



















































"LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN ESTADOS UNIDOS". Zoe Clifton

Rita Franco
Buffalo, NY, U.S.A
April 14, 1935



Mi nombre es Rita Franco, antes de casarme mi apellido fue Jarmack. El apellido de mi padre fue Jarmackowski pero se cambió legalmente antes de que nací porque intenté coger un trabajo en la empresa de teléfonos pero la empresa dijo no tenía trabajos. Mi padre sabía que era porque su apellido fue polaco y en este tiempo muchas cosas fue aislado depende de tu nacionalidad. Pero tenía que conseguir un trabajo entonces se cambió su apellido a Jarmack y cogió uno en la empresa de teléfonos. 

Nací en Buffalo, Nueva York en 1935. El barrio que vivíamos fue la segunda más grande comunidad de polacos en Estados Unidos cuando viví allí.

La vida fue muy bien hasta los 40’s, temprano, cuando la Segunda Guerra Mundial empezó. No había mucho dinero pero la mayoría de la gente estaba contenta. Pero cuando la guerra empezó la gente estaba muy asustada. Tenían miedo de los alemanes. Todo el mundo tenía que practicar para ataques aéreos porque ellos pensaban que los alemanes iban a bombardearlos. 

Teníamos que practicar para "air raids" una vez en una semana o más, apagar todos luces y esconder mientras escuchábamos la radio así que si había aviones, no podían ver las casas. En el colegio teníamos que practicar para "air raids" también y nos escondíamos en el sótano, practicábamos ir a los abrigos de bombas. Siempre daba miedo porque no sabías si fue verdad o solo para practicar y también fui muy pequeña durante este tiempo entonces tenía mucho miedo.

Todas cosas fueron racionadas por el gobierno porque muchas cosas tenían que ir a la guerra. 

La gente solo podía comprar un montón especifico de comida, gasolina para coches, ropa, cosas para limpiar etc. Solo podías tener un zapatos en un año y cocinar fue dificil porque todos los ingredientes fueron racionados. Casi todo fue a la guerra entonces no podías comprar medias de nylon porque todo nylon fue a la guerra para paracaidas.

Los niños encontrábamos envolturas de cigarretes porque tenían papel aluminio que podías vender y muchas personas vendían sus ollas y sartenes porque el material podia ser usado para diferentes cosas en la guerra.

Todo el mundo conocía personas en la guerra y eso fue muy horrible porque después del colegio todos nosotros escuchábamos la radio y por diez a quince minutos decía todas personas de Buffalo muertas, desaparecidos, o quien el enemigo tomaba como prisionero de la guerra. Siempre estaba nerviosa como la mayoría en este tiempo. Cuando fui al cine con mis amigos siempre antes del comienzo de la película , hemos visto un presentación sobre la guerra y como lo estábamos haciendo. La Vida fue muy diferente que antes y mucho más estresada.

La guerra terminó cuando tenia 10 anos y muchas cosas cambiaron. Muchas personas se casaban y compraban casas porque todos soldados volvían. Empezaron a fabricar coches otra vez porque durante la guerra, usaban todos los materiales. Entonces no había materiales para coches. 

En general la vida fue mejor después la guerra. Pero también, donde vivía, muchas polacos jóvenes de los campos de concentración venían porque no tenían familia. Nuestro gobierno pagaba para los jóvenes a venir y las inglesas preguntaban a familias si los jóvenes podían quedar con sus familias. Llamaban estos jóvenes DPs, Displaced Persons (Personas Desplazados). Entonces por un verano mi familia tenía un chico de Polska que se quedaba con nosotros. Su nombre fue Tony y estaba es el campo Dachau en Alemania. Y en mi colegio teníamos muchos jóvenes de Polska también que estaban en los campos concentración. Fue muy muy triste oír hablar con Tony y los otros jóvenes sobre sus tiempo en los campos y las cosas horribles que ellos experimentaban. La familias de la mayoría se murieron o no sabían donde estaban. Muchas también tenían tatuajes de sus números de los campos en sus muñecas. 

Fue muy dificil y asustado durante the guerra pero después vida fue mucho mejor.

Zoe Clifton 
 



Rita Jarmack edad 7 años



   Rita Franco y sus nietos




                                               


""UNA GUERRILLERA EXCEPCIONAL. LA PASTORA". Laura Gómez



Ángela Gimeno Latorre.
Nació el 6 de diciembre de 1945.
Cuevas de Cañart (Teruel).


No sabía mucho sobre todo lo que estaba ocurriendo en esa época, me guiaba gracias a los rumores y los pequeños fragmentos de conversaciones sueltas que podía escuchar de la gente del pueblo… Era todo lo que estaba al alcance de una niña de 6 años.

Por aquel entonces, no teníamos mucho dinero. Mi padre tenía un huerto en el que trabajaba muy duro para poder alimentarnos y unos cuantos animales que también nos podían ayudar, la ropa la solía recibir de una tía mía que vivía en la ciudad y podía permitírselo. Yo dormía en una cama de paja, si se podía llamar cama… Recuerdo perfectamente las oscuras noches en las que de vez en cuando se escuchaba un ligero ruido debajo de mí, y al momento yo podía suponer que algún insecto rondaba por allí. Pero eso no me asustaba, ya que había peores cosas de las que preocuparse.

Por las mañanas tuve la suerte de poder ir a la escuela, aunque no duró mucho tiempo ya que debía ir a ayudar a mi padre en el campo. Todas las tardes llevaba la misma rutina de trabajo y siempre comía unas pocas aceitunas cuando llegaba la hora.
Tengo en la memoria una de estas tardes en especial. Me encontraba saliendo de casa con las aceitunas de todos los días en la mano para subir al huerto con mi padre, cuando bajaba por la calle el vecino de enfrente. Mi padre y él se saludaron cordialmente y el añadió: “¡Con La Pastora me acabo de cruzar!, bajaba yo de mi huerto y ella cogía el camino hacia el monte.”
La Pastora era una famosa guerrillera maqui que en esa época se encontraba por los alrededores del pueblo. En esos años, yo no podía saber mucho de ella a causa de mi corta edad, pero ahora sé que se mantenía escondida en las cuevas que había por la zona y vivía allí con el resto de los maquis.

Los maquis eran guerrilleros antifranquistas que estaban muy perseguidos. Las cárceles estaban llenas de ellos y debían mantenerse escondidos para no ser capturados, además, sé que La Pastora nació en la provincia de Teruel, pero muchos de ellos procedían de lugares más alejados de España.

Además de nuestro huerto, junto a él mi padre poseía una masada, que es como una casa muy vieja situada en el monte en la que se podían guardar herramientas y comida. Algunas tardes también me quedaba allí ordenando o simplemente mirando al paisaje.
Una de estas tardes, estaba sentada en el portal de la masada recogiendo todas las almendras que habíamos conseguido en cestas. Habrían pasado unos diez minutos cuando de repente, me pareció ver sombras en el horizonte, ladeando las montañas. Me encontraba asombrada en mi propio pensamiento, pero a la vez aterrada. No sabía cómo reaccionar, ¡eran los maquis que se estaban acercando ferozmente hacia el pueblo!  Mi padre no se inmutaba, seguía con su trabajo. Yo seguí mirando y mirando y al rato me di cuenta de que no iban a gran velocidad, parecía que se habían parado, y al pasar más tiempo de di cuenta de que sólo era una gran arboleda al pie de las montañas.
El miedo a lo desconocido me hacían ver cosas que no estaban ocurriendo.
Los maquis no tenían malas intenciones, no pretendían hacer daño a nadie aunque a mí me diera esa impresión. Simplemente querían esconderse para no ser capturados y conseguir sobrevivir.


Muchas veces pensé que los maquis y La Pastora eran una simple leyenda ya que apenas se dejaban ver y cuando alguien les veía, intentaba esquivarlos por miedo.
Lo que me hizo creer que íi que eran reales y que se encontraban en Cuevas de Cañart, fueron las pruebas y el rastro que dejaban cada noche, debían actuar por las noches y ser muy sigilosos además de mantenerse alejados del cuartel de la Guardia Civil. Muchos de ellos poseían familiares en el pueblo a los que bajaban a visitar durante las noches para reponer fuerzas, pero cuando estos familiares no podían satisfacer las necesidades alimentarias de todos ellos, debían robar al resto. Normalmente, robaban a las familias conocidas más adineradas e incluso un día robaron en el cuartel, quién sabe si quizás fue una pequeña venganza o simplemente no les quedaba otra.

En la casa que se encontraba al lado de la masada de mi padre también robaron un día. Lo sé porque al ir a trabajar al campo encontramos el huerto de al lado destrozado y sin ningún alimento, y al hablar mi padre con el pobre hombre, éste le contó lo ocurrido.
Aunque todos supieran lo que ocurría, nadie les podía decir nada principalmente porque no se dejaban ver.

Respecto a La Pastora, si hay que hablar de alguna guerrillera maqui con gran misterio es de ella. Para empezar, en la época en la que yo era joven, no se sabía siquiera si era hombre o mujer debido a las pocas veces que se había visto y a la gran cantidad de rumores que había sobre ella. Años más tarde me informé y supe que nació hombre pero que sufría una malformación física, por lo que su padre le cambió el nombre al de una mujer para no tener que alistarle en el ejército. Nació en un pueblo de Castellón, y durante la posguerra tuvo que huir y esconderse en cuevas en las montañas para evitar ser capturada. Ella siempre fue conocida como una mujer durante toda su historia, y así se sigue manteniendo debido a su nombre, Teresa Pla Messeguer, nombre que en la provincia de Castellón, en Cuevas de Cañart, y en mi vida, han pasado a ser de gran importancia.

LAURA GÓMEZ 4ºB