Mariano Calvo Pina
25 de septiembre de 1927, Zaragoza
Mariano
Calvo Pina nació el 25 de septiembre de 1927 en el barrio de San José de
Zaragoza donde vivió su infancia y juventud y actualmente sigue viviendo con su
mujer, Carmencica. Sus progenitores se llamaban Vicente y Manuela y era el
mayor de cinco hermanos. Comenzó a ir a la escuela en 1931, en la calle
Belchite, pero los mejores momentos de su infancia no se produjeron en la
escuela, sino que estaba íntimamente ligada a la torre de sus abuelos por parte
paterna. (Una torre es una casa de campo). Esta torre se encontraba en los
terrenos del Palacio de Larrinaga y era propiedad de Juana y Vicente (los
abuelos), desde que a finales del S.XIX hubiesen acordado con los dueños del palacio
(que vivían en Liverpool) vigilarles la casa a cambio de poder residir en la
torre y cultivar los campos sin pagar ninguna cuota.
Los
17 nietos que tuvo esta entrañable pareja (de los cuales Marianico era el
mayor) jugaban en los dominios de la torre y se entretenían en comer la fruta
que les brindaban estas tierras, especialmente los fresones que los abuelos
vendían en el mercado. Vicente abuelo siempre les decía: “coged siempre los
picadicos” pero los chavales no siempre le escuchaban.
En
esta torre, un día corriente de abril de 1931, Mariano vio pasar sobrevolando
los dominios, un avión que gloriosamente portaba ondeando la bandera de la II
República. Más adelante descubrió que estaba celebrando el triunfo de la
República, pues era un chavalín y a esa edad no entendía esas cosas, pero como
a todos los chavales, le gustaban los aviones.
Como
último comentario de la torre, cabría decir que al terminar la guerra, con la
llegada del fascismo despidieron a los abuelos cuando llevaban más de sesenta
años trabajando en la torre.
Transcurridos
unos años, el 4 de julio de 1936 Mariano se fue a pasar las vacaciones de
verano a Albalate del Arzopispo pueblo del que Manuela era natal y su abuela y
sus tíos vivían. Este mismo mes, estalló la Guerra Civil española impidiéndole
regresar a la capital aragonesa, por lo que las vacaciones de verano tornaron a
ser una estancia de más de dos años. Comenzó a ir a la escuela del pueblo donde
recibía clases de caligrafía, dictados, lecturas...
Pese
a que en pueblos cercanos a Albalate como son Belchite, Lécera o Alcañiz la zona
fue muy conflictiva, en Albalate no afectó demasiado la guerra, aunque al estar
próximo a los anteriormente nombrados, se produjo alguna situación arriesgada.
Los
dos bandos del conflicto se encontraban en el pueblo, aunque Mariano no sabía
diferenciarlos y se produjeron numerosos fusilamientos por ambas partes.
Mariano estaba en la zona roja del pueblo donde no había problemas de
subsistencia, pues colectivizaban y compartían todo así como la leña o la carne
cuando hacían matanza.
Algún
recuerdo de la guerra es por ejemplo, cuando la primera bomba cayó en Albalate,
a finales de julio de 1936, pues Marianico estaba en lo alto del solanar de su
casa cuando estalló.
Otro,
es un día que estaba con su tío labrando las viñas, vieron un escuadrón de
aviones militares y de repente uno de desvió del resto y empezó a bombardear la
zona.
Sin
embargo, el gran recuerdo que guarda de la guerra fue el paso del bando
sublevado por el pueblo. Para evitarlo, el puente de Albalate fue fortificado y
le hicieron perforaciones donde introdujeron metralla, con la intención de
derribarlo para evitar el arribo de los fascistas. Una vez llegaron, violaron a
las mujeres y los habitantes del pueblo tuvieron que huir, refugiándose en
huertas y cuevas de la zona.
Cuando
las tropas ya habían abandonado el pueblo, los lugareños vieron que había un
cura en la entrada del huerto y para entrar a sus casas tenían que besar la
cruz que el cura portaba.
Regresó
a Zaragoza a finales de 1938, con su tío José que en Albalate (donde todo el
mundo tiene un mote) era conocido como “el cantarero”. El viaje se realizó en
un camión que transportaba prisioneros a Zaragoza y nada más llegar a la
ciudad, su madre Manuela le dio la noticia de que su hermana María Luz había
fallecido a los cuatro años de edad. A las pocas semanas comulgó en la
parroquia de Las Hermanitas de los Pobres, en San José.
Así
pues, mi abuelo paterno Mariano, pensando que iba a pasar unas felices
vacaciones en Albalate con la familia, se pasó más de dos años atrapado en el pueblo
en medio de una guerra que devastó al país arrastrando detrás de sí una
posguerra que se resume en hambre y miseria.
Vicente Calvo 4ºA
No hay comentarios:
Publicar un comentario