Jesús Abanses
Mariano Abanses
Ayer, 14 de octubre de 1965 mi padre Mariano Abanses
me contó una historia sobre la Guerra Civil española una historia que vivió él
en sus propias carnes y que os voy a contar a continuación:
Era septiembre del año 1936, la guerra acababa de
comenzar y los falangista querían adueñarse de las tierras comunitarias que tenía
el pueblo de Juslibol, querían adueñarse sin motivo, del único sustento que teníamos
para sobrevivir mis padres, mis tres hermanas y yo.
Ante esta tremenda injusticia mi padre y unos
amigos del que también tenían una situación familiar parecida decidieron
esconder las escrituras para que los falangistas no pudieran apoderarse de esas
tierras que eran de todos.
Decidieron esconderlas en el tejado de una masía
para que no las pudieran encontrar, pero nadie sabe cómo se enteraron y unos días
después cuando mi padre subía a casa de trabajar la tierra le pararon y le
obligaron a la fuerza a subirse a un camión para llevarles a fusilarlos en la
tapia del cementerio de Torrero. y por mediación de párroco, el médico y el
alcalde del pueblo no sufrieron tal castigo.
Pero sufrieron otro episodio que casi fue peor. Un saqueo en cada casa en el cual a punta de
fusil buscaban todo lo que tenias y se lo quedaban para mandarlo al frente de
combate, unos tocinos y un burro y 11 duros que tenía mi madre guardados debajo
del colchón.
Otro castigo que no fue tan grave para la economía
familiar fue que estuvieron marginados como vecinos y ciudadanos durante la guerra.
Cuando ésta terminó, los amigos de mi padre y él mismo, fueron a recuperar los
documentos, así evitaron que se quedaran y repartieran de manera desigual unas
tierras que eran del pueblo.
Alejandro
Abansés 4ºC
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