Mª Luisa Eguizábal Pastor
Nació el 7 de Octubre de 1940
Zaragoza
Vivíamos en la plaza de la Magdalena, en una casa
deteriorada, a la que poco le faltaba para derrumbarse. Fue entonces cuando mi
familia compró un pequeño terreno y con ayuda de los compañeros de trabajo de
mi padre construimos una nueva parcela. Durante mi infancia, no teníamos agua
corriente, recuerdo que mi padre me preparó un soporte con dos pozales para ir
a recoger agua al canal que estaba
demasiado lejos y debía de subir una gran pendiente. Un tiempo más tarde, mi
padre sufrió un infarto al corazón. El falleció muy joven dejándonos aun la
casa sin acabar, y entre mi madre y yo conseguimos apañárnoslas. No
era mucho mejor que la anterior, ya que los materiales no eran muy resistentes
y cada cierto tiempo aparecían pequeños desperfectos.
Al año siguiente, empecé a trabajar porque no tuve
tiempo para ir a la escuela, a los doce años. Trabajaba en una fábrica,
situada casi en las afueras de la ciudad en la que cada noche tenía que
recorrer una larga travesía. En ella realizaba haciendo figuras de escayola en
la que cobraba 35 pesetas al mes. Me acuerdo de que mi hermano me llevaba el
almuerzo al trabajo todos los días después de que saliese de la escuela para no
perder un minuto de trabajo. Era la única que podía traer algo de dinero a mi
casa ya que mi madre se encargaba de la casa y mis hermanos estudiaban en el
colegio. Hacia horas extra descargando pesadas cajas y amontonándolas más
tarde, recibiendo un salario extra, que tampoco era mucho aunque en aquellos
momentos, lo más mínimo era necesario. Estuve durante un tiempo hasta que a los
16 años me trasladé a una fábrica de papel.
Éramos una familia humilde. En ese momento a las
familias más necesitadas nos otorgaban unos cupones que ofrecían leche en polvo
y queso, que tenía que ir a buscarlo hasta un colegio situado en el Portillo.
Esto fue durante un breve periodo de tiempo y cuando esto acabó, hubo escasez
de alimentos en la que te otorgaban una cartilla de racionamiento que ofrecía
una barra de pan por familia.
Seguí trabajando unos años hasta que más tarde me
casé a los 23 años. En los próximos años, ayudaba en su trabajo de la
construcción, poco antes de acabar la posguerra lo dejé. Fue entonces
cuando compré un nuevo negocio, tuve a mis dos hijas y un tiempo más tarde, nos
mudamos a otra parte de Zaragoza.
En resumen, la posguerra fue una época que me fue
marcada por haber empezado a trabajar siendo tan solo una niña.
David Gómez 4ºB
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