Mercedes Lardiés Bestreguí.
Nací el 7 de julio de 1953 en Ayerbe de Broto
(Huesca).
Mi madre fue
madre soltera muy joven. En aquel entonces estaba muy mal visto y se vio
abocada, tal como era costumbre en estos casos, a casarse en segundas nupcias
con un viudo elegido por mi abuelo.
Así pues, mi madre se casó con mi padre viudo que
aporto tres hijos. Fruto del nuevo matrimonio nacimos tres hijos más, siendo yo
la más pequeña.
En total en la casa vivíamos doce personas: siete
hermanos, mis padres, dos abuelos y un tío
soltero.
La casa tenía dos plantas. En la planta baja estaban
los animales para casa y arriba la vivienda para la familia.
Nos dedicábamos, al igual que el resto de vecinos,
a la ganadería y la agricultura, lo cual nos proporcionaba el alimento, además
de pescado que mi padre pescaba en el río Ara por la noche con cuidado de que
no le pillara la Guardia Civil.
El pueblo –actualmente abandonado- no tenía ni luz
ni agua caliente ni carretera asfaltada. Éramos pocos vecinos y nos conocíamos
todos.
Al colegio íbamos niños y niñas de todas las
ciudades. La profesora vivía en el mismo edificio. Para el invierno, la
calefacción era una estufa que había en clase, pero que los alumnos y alumnas debíamos
llevar la leña. Por las tardes, la señorita –que así se le llamaba- nos daba
leche calentada en la estufa. Eran tiempos del franquismo, por lo cual al
acabar las clases cantábamos el Cara al Sol y recitábamos la tabla de
multiplicar. Nuestro patio de recreo eran los campos de alrededor.
En la casa, al margen de una pequeña radio, solo
teníamos una máquina de coser que mi madre compró por 1000 pesetas, dinero que
salió de la venta de varios cerdos. Con esta máquina nos hacía la ropa a toda
la familia.
Las fiestas eran el 8 de septiembre. La orquesta
era con una banda de tres personas, si hacía buen tiempo era en la calle, si no,
en la escuela.
Una noche subimos a un pico a buscar nieve que aún quedaba para lanzarles
a las parejas que aún bailaban. Los chicos rondaban a las casaderas y se sacaba
mantecados. En las carreras que se organizaban el premio era una gallina.
En 1965 marché del pueblo a Zaragoza. Con 14 años
deje de estudiar –algo que me apena- para ponerme a trabajar.
Actualmente, la familia –con dos nietos- me llena
enormemente y solo le pido a la vida: salud, trabajo y paz.
MARÍA PALACIOS 4ºB
El día que abandoné el pueblo en el que nací
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En la actualidad con mi nieta
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