Antonio Segura Castellote
Nacimiento: 6/12/1943
Villafranca del Campo (Teruel)
Era 7 de noviembre de 1953, la escarcha blanca
cubría todo como cada mañana. Esa noche dormir en la pajera fue más incomodo de
lo normal, pues las ratas corrían de lado a lado sin parar. Pese al frio
helador me vestí como cada mañana con mi pantalón corto, me coloqué la camisa
de hace dos semanas y me calcé mis roídas albarcas.
Llevaba dos semanas sin ir a la escuela, estábamos
en plenos “zafranes” y no dábamos abasto entre recoger la rosa a primera hora
de la mañana y “esbrinar” hasta las tantas a la luz del candil. En los ratos
que me quedaban libres ayudaba a mi padre en la herrería, sujetando las piezas
en la fragua y atendía a los cerdos.
Esa mañana me libré de coger rosa, se fueron todos
antes de que saliera el sol, a mí me tocó ir a recoger moñigos para dar de
comer a los cerdos y presentar nuestra cartilla de racionamiento para obtener
así nuestra comida de la semana. Me recorrí todo el pueblo dos veces, pero no
había moñigos a la vista, alguno había sido mas “templao” que yo. Después me
apresuré a ir a la plaza y esperé en la fila nuestro racionamiento. Recibí
nuestro cuarto de leche en polvo y un
trozo de mantequilla. De vuelta a casa pensé en la cara que pondría mi madre al
ver que no había comida para los cerdos, menos mal que llevaba el
racionamiento, pero…qué pasaría si un día no hay racionamiento, qué pasaría si
no tenemos comida…el miedo me recorrió el cuerpo.
Al llegar a casa me senté en la puerta de la
fragua, mi padre salió con José el esquilador a quien le había forjado unas
tijeras nuevas para esquilar a los machos. Cuando me vio sentado y con esa cara
de susto me preguntó que qué me pasaba. Le conté lo qué me rondaba en la cabeza,
me consoló con unas palabras que no olvidaré nunca, me dijo:
“Eso no es
miedo hijo, el miedo se siente al vivir una guerra y ya nunca se va de tu
cabeza. Miedo, el que pasé el día que me oculté en una cesta de frutas dentro
de un camión para no ser descubierto en un control en pleno frente del Ebro y
así poder ver a mi familia el día de Navidad. Miedo fue lo que sentí cuando me
apuntaron con el cañón de un fusil por no estar uniformado para cantar el “cara
el sol”. Miedo tenía cuando venía la aviación a bombardear el campo de Singra y
corríamos todos a escondernos en las bodegas o cuando oía los disparos en la
noche. Eso era miedo”
Ese día mi padre consiguió convencerme de que
aquello que yo tenía no era miedo. Durante un buen rato me quedé pensando en
los fusiles, en mi padre viajando en una cesta de fruta…en los moñigos que no
había encontrado…Después todo se borró de mi cabeza, al fin y al cabo yo tan
solo era un niño, así que dejé la comida en la recocina y corrí al campo donde
otros niños todavía jugaban a la guerra con proyectiles y restos de la Guerra
Civil.
ANDREA SEGURA 4ºB
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