Alfonso Magaña Rodríguez
3 de octubre de 1962, Zaragoza
Por suerte la vida quiso que viniera a vivir mi infancia y pubertad en los últimos coletazos de la dictadura franquista. Tiempo de planes de familia en los que se premiaba cuantos más hijos tuvieran, así las familias se reproducían prolíficamente y creaban nuevos obreros para suplir los asesinados en la guerra civil.
3 de octubre de 1962, Zaragoza
Por suerte la vida quiso que viniera a vivir mi infancia y pubertad en los últimos coletazos de la dictadura franquista. Tiempo de planes de familia en los que se premiaba cuantos más hijos tuvieran, así las familias se reproducían prolíficamente y creaban nuevos obreros para suplir los asesinados en la guerra civil.
Los niños íbamos todo el
año en pantalón corto. Las rodillas con ronchas de jugar sin reservas por las
calles sin asfaltar. Los bocadillos de pan untado en vino tinto y azúcar. Los
picos de pan con aceite y azúcar, sugus y regaliz de palo. Tiempo de hostias en
el colegio y en las calles.
Se anunciaba la muerte
del dictador. Las calles bullían de jóvenes que en la noche preparaban y
escondían octavillas pidiendo democracia y derechos humanos.
Tiempo de carreras por
las calles, los grises o marrones aparecían y disparaban contra estudiantes y
sindicalistas. El PCE prohibido. Carrillo se cuela en España con una peluca.
Los curas de mi cole se deshacían de armas que escondían tirándolas sin más, y
nosotros, los niños, jugábamos con ellas.
Carrero Blanco campeón de
salto. Muerto el dictador. Asesinados los abogados laboralistas de Atocha.
Muerte de los estudiantes. Persecuciones cárceles, consejos de guerra, juicios
sumarísimos.
Correr. Morir el dictador
y tras el hipócrita pésame unánime de toda la sociedad… Explotar en las calles
de esperanza y felicidad. Como setas aparecen mil partidos políticos. Se vota.
Gana la izquierda tras una transición con Adolfo Suárez.
Llega el momento de la
lucha obrera donde la mayoría de los derechos que hoy están suprimiendo se
consiguieron. Tiempo de huelgas y protestas, tiempos de justicia y liberación.
Ya pasó. Me dejo dos
abuelos sin conocer del bando de izquierdas asesinados por los falangistas. Me
dejo dos abuelos del bando nacional, que hoy aun se sienten orgullosos del
genocidio que cometieron y me privó del cariño de los míos. Hoy no hay odio.
Hoy reivindico la
victoria de la esperanza que ondea la republicana sobre mi vida. Mi esperanza
en los jóvenes, su lucha es mi lucha. Hoy unidas podemos.
No resultó una anécdota
vivir en tiempos del franquismo; fue una peripecia en blanco y negro o color
sepia. Tú que estas sentado escuchando o leyendo en este momento, tal vez
tengas la misma edad que aquel niño que fui.”
OLIVIA MAGAÑA 4ºA
Alfonso años más tarde realizando una huelga de hambre contra el cierre de su bar “Maquetas”
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario