Juana Pérez López
nacida 12 de octubre de 1936 en Madrid, narra la historia de mi abuelo Jacinto
Miguel Aragüas nacido el 17 de agosto de 1936 y fallecido el 20 de febrero de
2013.
Tenía un año cuando su familia y tu abuelo tuvieron
que huir de Madrid en el año 1937.
Cuando empezó la guerra, sus padres y sus 9
hermanos que eran entonces, se fueron a vivir a la cueva (sótano de los
edificios donde la gente de todo el edificio se iba a vivir para protegerse de
un posible derrumbamiento a causa de las bombas). Era un espacio
muy pequeño, y se vivía en muy malas condiciones. Dormían todos en el suelo con
unas mantas y amontonados. El cuarto de baño consistía en un grifo que salía de
la pared (algunas veces salía agua y otras veces no) y un agujero en el suelo
para hacer sus necesidades. Escaseaba muchísimo la comida, así que imagínate al
ser 11 personas en la familia...había días que como mucho tenían para comer una
docena de castañas.
Un día, fueron los republicanos a su casa para
matar a su padre, por el simple hecho de ser del bando nacional, pero al ver a su
madre con los 9 hijos se ablandaron y se fueron. Fue entonces cuando su madre
habló con su padre y tomaron la decisión de huir de Madrid e ir hasta
Valladolid, donde vivía una tía suya, hasta que acabara la guerra.
Como otras muchas madres con sus hijos, fueron a la
embajada inglesa que se encontraba en Madrid. Ir a la embajada inglesa era
difícil, pues no entraba cualquiera, ellos tuvieron esa suerte. En la embajada
inglesa les dieron una autorización para salir de Madrid y les explican lo que
debían hacer.
En Valencia cogen un
barco que los llevó hasta Marsella, en Francia. En ese barco estuvieron tres
días. Cuando llegaron a Francia, les dicen que tienen que ir a Rusia, pero su
madre se niega y les dice que quiere coger un tren para ir hasta Hendaya, en
Guipuzcoa (Irún) y les ayudan aunque no estaban muy de acuerdo ni entendían
mucho por qué su madre,ya fuera de Madrid con sus 9 hijos, se niega a ir a
Rusia y quiere volver a Madrid. En este otro tren, estuvieron otros tres días.
Fue una semana muy larga, su hermana mayor, que
entonces tenía 14 años, ayudaba en todo lo que podía a su madre. Eran 9 niños para
un solo adulto. Jugaban, tenían curiosidad por las cosas y hacían alguna que
otra trastada, no era difícil que alguna vez desapareciera alguno.
Estuvieron dos años viviendo en Valladolid, en casa
de su tía. Durante esos dos años no tuvieron noticias de su padre ni el de
ellos. Su madre se puso a trabajar en una casa para poder sacarlos adelante y
los cuidó lo mejor que pudo y supo.
El 1 de abril de 1939, ya acabada la guerra, se
volvieron todos a su casa de Madrid y se reencontraron con su padre, que había
sobrevivido a la guerra.
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